viernes, 19 de junio de 2015

Problemas de Conducta en la Escuela.


Escrito por: Laura Mara Cottet

Las situaciones de niños con problemas de conducta en el aula abren múltiples interrogantes, debemos tener en cuenta la complejidad con la que tratamos y los atravesamientos que se ponen en juego en los vínculos.
Cómo sería la  mirada vincular de un conflicto que presenta un niño en la escuela, de qué manera participamos como profesionales agentes de una escuela cuando un niño, se escapa del aula, da patadas,  pega, muchos dicen “se brotan”. En estos casos las palabras, la manera de nombrar,  son importantes porque muestran la forma de abordar lo que sucede. Cambiaría el termino usaría en lugar de “se brotó” que hace pensar “está enfermo”, por estalló, si el niño estalló algo trae, está sufriendo, hay un desborde que se desencadena en la escuela. Son plenamente conscientes estos chicos de la de vulnerabilidad que experimentan cuando esto ocurre.
Si encontramos chicos que muestran graves problemas en su conducta, trabajamos dentro de la institución escolar con el niño/a que irrumpe conmoviendo e interpelando  el lugar de los adultos, la tarea como docentes y a veces hasta la propia cultura escolar.
Como terapeutas vinculares nuestro ejercicio profesional consiste en trabajar entre el maestro, el alumno, su grupo, la institución escolar, la familia, desarticulando la ilusión del funcionamiento armónico del grupo y el lugar otorgado a los alumnos/as que encarna cierto rasgo perturbador.  Se corre la mirada de la categorías diagnósticas (ADD  ADHD; etc.) haciendo eje en la situación y construyendo estrategias que permitan darle lugar a estos/as alumnos/as dentro de las normas escolares. Lo que a su vez va dándole nuevas significaciones a estas normas. Acreditación de objetivos, boletín, criterios de promoción son las cuestiones a construir desde la institución y los docentes para que realmente la inclusión sea posible.
La forma de nombrar esta manera de expresión del niño de la que hablaba al comienzo,  da cuenta de una perspectiva diferente a lo que estamos acostumbrados los que recorrimos desde algún lugar La Escuela. Parecería que, los chicos que hacen ruido, que se mueven mucho y muestran conductas disruptivas son conocidos como los que “se brotan” y entonces hay que medicar. La medicalización como la solución rápida a lo que molesta. Doparlos para seguir enseñando. Quitando la posibilidad de preguntarnos porque, para que, o a quien el niño hace la crisis. “Estallar” pensar-nombrando de esta manera, abre posibilidades, permite acercamientos, asume la responsabilidad de dar la mano al otro que pide ayuda a gritos o con patadas, mirarlo como un otro que sufre, porque además de la vulnerabilidad con la que vive, recibe los efectos de algunas escuelas que muchas veces abandona, desaloja…Sin embargo, en ese producir “entre” de agentes educativos, se trabaja en como alojar al niño, como crear un espacio para que pueda habitar la escuela de una manera diferente. Un agenciamiento colectivo que deja marcas.
Según Deleuze el agenciamiento es una unidad real mínima que produce enunciados. Es siempre colectivo porque es producto de un encuentro, dando lugar a devenires, afectos, multiplicidades, poblaciones, territorios, acontecimientos. Entonces es un entre que atraviesa los elementos, devenimos otros con otros y cada agenciamiento se caracteriza por la particular relación con aquellos territorios, poblaciones, multiplicidades, afectos, cuerpos.
En este escenario escuela-niños-adultos los cuerpos son la herramienta junto con la palabra. Cuerpos que miran de lejos, cuerpos que abrazan luego de estallidos, presentes, prudentes, con actitud disponible.
Laura Mara Cottet
Psicopedagoga
Especialista en Psicología Vincular de Familias con Niños y Adolescentes
Instituto Universitario del Hospital Italiano.
Consultora en Decodificación Bioemocional.

Te: 4280-3074/1136190106

Dislexia

 Escrito por: Laura Mara Cottet
Hace varios años atrás, 20 años aproximadamente, la dislexia casi no se conocía, solo por algunos pocos profesionales dedicados al aprendizaje, psicopedagogos, neurólogos; en ese tiempo se hablaba de Disfunción Cerebral Mínima, donde se englobaba la dislexia entre otros síntomas. Si avanzamos en el tiempo hace 10 años atrás, ya habían diagnósticos y tratamientos para la dislexia (no poder leer al no encontrar maneras de decodificar el código escrito, o en el mejor de los casos, tener dificultades para lograrlo, en cuanto a la escritura: confusión, omisión, sustitución de letras, separar las palabras en partes, o unirlas con otras, etc.)  pero según el enfoque del profesional, muchos al ver un niño con estas dificultades explicaban que no estaban maduros que con el tiempo solitos mejorarían. Es el caso de pacientes que recibo en consulta, niños de 12 años que no han tenido la “suerte” de ser diagnosticados a tiempo, y aún no leen, y tienen graves problemas para escribir. Ahora se puede encontrar información en la red, de profesionales y centros confiables donde los padres o docentes pueden entender de qué se trata, y si tienen dudas sobre qué sucede con su hijos poder pedir una consulta con el  profesional de su elección.
Para recibirme de Psicopedagoga debíamos pasar por la atención, diagnóstico y tratamiento de un niño, en el equipo de Psicopedagogía de un Hospital del Gran Buenos Aires; allí conocí a Ezequiel de 7 años, por la orientación de la formación en esos años la mayoría explicaba la causa desde un conflicto familiar, sin embargo yo me resistía sabía que había algo más allí, no sólo la manifestación de un conflicto psicológico. Y como es la vida, las respuestas llegan cuando alguien desea encontrarlas… veo un libro paseando por una librería “Fronteras entre neuropediatría y psicología” autores: Natalio Fejerman y Emilio Fernández Alvarez. El cual fue el comienzo de una larga investigación autodidacta sobre dislexia, sus causas, síntomas y métodos de recuperación como el Davis. El autor de este método titula su libro de presentación “El Don de la Dislexia”, continué mi camino,  buscando y creando maneras de tratar a los niños  con aportes de la neuropsicología,  no sólo focalizando el lado emocional del niño y la familia, sino creando nuevas técnicas para que los chicos que padecían a diario esta dificultad puedan aprender de otras maneras, y saber que sí se puede avanzar.  Gracias a Ezequiel, mi primer pacientito.
He visto en estos años de atención en clínica de niños con dificultades de aprendizaje, caras de sorpresa (aún las veo), de papás o agentes educativos cuando uno les explica que el niño no se porta mal porque es rebelde, sino que la está pasando mal, porque no puede entender la lectoescritura que es lo básico que está aprendiendo en la escuela. También he encontrado excelentes docentes que han ayudado a los niños a avanzar entendiendo su malestar, siendo creativas, y compartiendo entre ambas sus experiencias para un aprendizaje mutuo. También a ellas les estoy agradecida.
Mi llamado es para que estén atentos papás, docentes, adultos que estén cercas de niños en crecimiento. Observando a los niños, porque si decimos que son vagos que ya se les va a pasar, perdemos un tiempo precioso para ayudarlos y darle recursos para que puedan desenvolverse de una manera eficaz en su futuro. El acceso a la lectoescritura se les va a hacer cada vez más difícil y a esto se les va a sumar la angustia, la frustración, lo que genera una baja autoestima que va a influir en su desempeño escolar diario en el vínculo con sus pares y en su manera de ir por la vida.
Detectando a tiempo esta dificultad, podemos ser de gran ayuda, y evitar mayores complicaciones al ser más grandes, y hasta la manifestación de síntomas físicos si su paso por la escuela es doloroso. Es hermoso ver cuando ellos que se creían no poder, comienzan a escribir sin errores, o disfrutan con sus logros. Los niños también sufren, también tienen sus emociones. Sepamos mirarlos, los adultos somos responsables por ellos.
Laura Mara Cottet
Psicopedagoga
Especialista en Psicología Vincular de Familias con Niños y Adolescentes
Instituto Universitario del Hospital Italiano.
Consultora en Decodificación Bioemocional.

Te: 4280-3074/1136190106